Saber hacer no es saber manda. Saber
mandar no es saber hacer. Entonces quién no sabe hacer, pero sabe mandar,
hágalo con consideración al darle una orden a quién hace su día a día mejor.
Aquél que sabe hacer, pero no sabe
mandar, hágalo con delicadeza, con destreza y nunca con arrogancia y soberbia, deviniéndose
un peso a quien está debajo de su yugo.
Kátia
Paes
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